La Exfoliante es fundamental para la piel de nuestro cuerpo es la única forma en la que consigue renovar los tejidos cubiertos de células muertas. Es imprescindible para mantener la buena salud y balance de nuestra piel. La exfoliación facilita la correcta regeneración celular. Muchas veces, aunque llevemos un buen régimen de cuidados de nuestra piel, no podemos controlar todos los factores. Por ejemplo, la contaminación atmosférica y los estresantes ambientales como los radicales libres, pueden provocar un mayor daño sobre la superficie de la piel por generar una mayor cantidad de células muertas.
La exfoliación funciona como un tratamiento purgante para todo el exceso de suciedad que puede acumular nuestra piel. A través de la exfoliación, eliminamos todo lo que nuestro cuerpo no necesita. A veces, el paso del tiempo y el estrés extremo o el cansancio, provocan que nuestra piel no pueda ejercer correctamente su función de renovación.
Si no exfoliamos nuestra piel y dejamos que las células muertas se acumulen sobre ella en capas, nuestra epidermis lucirá apagada, marchita y envejecida. Nos asegura una regeneración activa para que nuestra piel pueda absorber los nutrientes y principios activos de los productos que le aplicamos. También contribuye a la oxigenación celular para evitar la oxidación.
Un exfoliante debe ser:
- Hipo-alergénico.
- Hidratante, además de exfoliante.
- No irritante.
- No graso.
- Respetuoso con el pH de la piel.
- Potente para remover toda la piel muerta.
Cómo usar un exfoliante:
- Es recomendable hacerlo durante la ducha, ya que el vapor de agua abre los poros y el proceso de exfoliación será más efectivo.
- Realiza masajes circulares en dirección ascendente.
- Retira bien el producto con abundante agua.
- Hidrata la piel siempre después de la exfoliación.